Dices que soy de cristal, que si me tocan me rompo y cuando lo hago lastimo a todos los que están a mí alrededor. Dices que soy de cristal porque ves más allá de lo que aparento, que filtras mis palabras recogiendo las pocas verdades… como si fuera una mentirosa.
-no lo eres, pero conmigo sí.
- ¿cómo así?
- soy al único que no le dices la verdad.
Dices que soy de cristal, mientras hago pensar a los demás que soy de piedra; que nada más se necesita conocerme un poco, para saber que eso es solo un disfraz.
- Deja de estar actuando a la payasa, y deja de mentirme.
- Ya te dije que no te miento.
- ¿me quieres?
- No
- No te creo
Comprende, que no es el disfraz, no es que soy de piedra o de cristal o de cualquier otro material metafórico. Es que no puedo decírtelo, al menos que me des una razón.