-Lo que hay que entender es que para dormir, no basta con cerrar los ojos; para dormir debes de callar tu alma.
- Cosa dificil de hacer, cuando tu alma lleva años andando por el mundo intentando no romperse de nuevo.
Wednesday, July 16, 2014
Friday, July 11, 2014
Palabras visionarias, quen todavia hacen sentido (fecha> Agosto 2010)
10 años más
tarde.
Nos encontrábamos ahí, sentados en un restaurante de
moda, luego de tener unos cuantos años sin vernos. El alcohol contaba las
historias que ya la memoria empezaba a borrar, mientras el reloj se movía y nos
mostraba que es invencible. Siempre hay una cierta nostalgia en recordar los
viejos tiempos, los buenos tiempos que nunca volverán.
-
María, te
acuerdas cuando te llamábamos Manina.
-
Jajaja ¡uff sí!
-
¿Quién fue que te
puso así?
-
No recuerdo bien,
fueron uno de ustedes dos ¿no?
En ese momento volteé mi cabeza hacia donde estaban
sentados, no me había fijado en ustedes en toda la noche; probablemente con la
escusa de preservarme a mí misma. No fue muy difícil encontrarlos, pues estaban
sentados al lado, como en los viejos tiempos. Tú estabas recostado de la silla
con los brazos cruzados y él, el simplemente estaba. Lo mire a él y te mire a
ti. Y no pude evitar recordar como en
aquellos tiempos todo cambiaba tan lento y tan rápido a la misma vez. Como en cuestiones de segundos, amistades se
disolvían, amores nacían y las historias de nunca empezar llegaban a su fin.
Eran los buenos tiempos, pero no volvería a ellos ni en sueños.
A medida que la noche envejecía, las personas iban
renunciando a este paréntesis en su rutina. Eso es uno de los problemas de los años,
además de que no perdonan, le quitan cualquier amor material a uno… incluyendo
el amor a la calle. Poco a poco la mesa
se fue desocupando y al final solo quedábamos unas 4 personas. Fue entonces
cuando te sentaste al lado mío y me preguntaste por mi vida.
-
Nada ha cambiado.
-
Hmm, Yo creo que
todo ha cambiado.
-
¿sí? ¿Porque lo
dices?
-
Porque ya me
puedes mirar a los ojos.
Me reí y a partir de ahí era como si el tiempo hubiese
echado para atrás. En ese lapso de unos cuantos cuartos de horas, todavía éramos
amigos y todavía las cosas no habían cambiado.
Me contaste de tu trabajo, de cómo a veces… solo a veces, todavía escribías,
pero que no se lo enseñabas a nadie. Que todavía tocabas la guitarra y el piano
en tu tiempo libre. Te conté de mi trabajo y de cómo a veces… solo a veces
también escribía. Hablamos de tus novias y de mis novios. De cómo te sentías
que no había nadie en este mundo creado solo para ti. Y de cómo yo sentía como
a todos los hombres le faltaba algo: “es que no es…”. Hablamos. Hablamos y
hablamos. Hasta que el reloj nos recordó que las cosas SI habían cambiado, ya
no éramos unos niños; tu tenias trabajo y yo también. Irónico todo lo que esas
tres agujas en un circulo con números pueden recordar… ya no estábamos para
estas, ya no podíamos dormir mientras el sol estaba afuera y vivir con la luna
de acompañante. Era hora de irse.
-
¿Necesitas alguien
que te lleve?
-
¿como en los
viejos tiempos? – sonreí. No, gracias, vine manejando.
-
Ves que si has
cambiado.
Caminamos hacia mi carro y nos despedimos.
-no te pierdas
- no lo haré.
- adiós
- bye
Me diste un beso de despedida y te volteaste para seguir
tu camino hacia tu carro.
-
Te extrañé
¿sabes? – apenas alcanzaste a oír.
-
¿Qué?
-
Te extrañe.
Mucho. Y no eran los besos los que me hacían falta, eras tú.
Caminaste hacia donde estaba y me miraste a los ojos. Y yo seguí balbuceando
cualquier cosa antes de que mi cerebro se percatase de lo que estaba haciendo y
me hiciera parar o como es de más costumbre en mí, decir algo irreversiblemente
ofensivo.
-
Al principio marcaba
tu número constantemente, en el celular de manera inconsciente. ¿Sabes? Cuando
me pasaba algo, por más malo o bueno que fuese, siempre eras tú el que pasaba
por mi mente de primero. Me acuerdo semanas o meses después de lo que paso… lo
que sea que haya pasado… me entregaron las notas de una materia, recuerdo
que había sacado una A y estaba TAN feliz cuando la vi. Marque tu numero y
justo cuando iba a presionar send… me acorde que ya no estabas. No habías
dejado de existir, porque te veía todos los fines de semana. Simplemente, ya no
estabas. Y toda mi felicidad de ese momento se esfumo, solamente al pensar de
que no iba a compartir más momentos contigo, y fue justo ahí cuando por fin comprendí
que las cosas habían cambiado. Duré semanas que ni siquiera podía comer. En eso
me concentré en la universidad y los hombres iban y venían, pero NUNCA podía
quedarme con alguien fijo. Siempre ponía la misma escusa: es que no es… ¿es que
no es qué?;la respuesta eras TU. Es que no eran TÚ. Pero eso no importa… lo que
quiero decir es que, te extrañé; de verdad, lo hice.
-
Lo dices como si
ya no lo hicieras. ¿ya no me extrañas?
-
Aprendí a vivir
sin ti, eso es todo.
Afirmaste con la cabeza e hiciste lo que mejor haces en esta vida. Te
fuiste.
Albert Einstein dijo que el idiota es aquel que hace las mismas cosas y
espera resultados diferentes. Pues en ese momento, me sentí como una idiota;
una idiota que se seguía tropezando con la misma piedra. Sabía que te ibas a
ir, siempre lo hacías.
A partir de ahí fue como si literalmente una nube gris cegó mis ojos al
igual que mis pensamientos. El solo hecho de que llegué a mi casa es una prueba
de que nuestro cerebro es más poderoso que nosotros mismos. Manejé por las
calles en automático, con la mente nublada y los ojos aguados. Todavía no se
cómo llegue a mi cuarto, no recuerdo mucho los detalles de ese lapso de tiempo,
que pudo haber sido de cinco minutos, como de una hora. Pero cuando lo hice no
pude llegar siquiera a mi cama; cerré la puerta y en ese momento mis piernas me
fallaron y caí al piso. Y me quede ahí sentada. Y lloré. Lloré por ti, por mí y
por primera vez en diez años lloré por
nosotros. Siempre te decía que nosotros no existíamos, y me lo negabas. Que ironía
que en realidad fuiste tú el que siempre me demostraba lo contrario.
Hubiese preferido que me dejes con la duda, en serio. Unas cuantas horas después de haberme quedado
dormida sonó el celular y la pantalla mostraba un número desconocido. Son las 3
de la mañana. ¿Quién llama a esta hora? , aparentemente las cosas no habían
cambiado tanto…
- Alo
- Yo también te extrañé. Pero a diferencia de ti, yo no aprendí a vivir sin
ti… yo todavía te extraño.
Perdón.
¿En qué quedo la historia? en nada. Como siempre.
Im gonna miss you.
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